“…De acuerdo a los resultados de los estudios empíricos revisados, se formularon como hipótesis para los modelos de relación y los aspectos diferenciales entre ambos sexos que: (a) el desajuste diádico tiene un efecto grande sobre la violencia de pareja (Cáceres & Cáceres, 2006;Slep et al, 2010), mayor sobre victimización que sobre perpetración en ambos sexos; (b) la asociación o efecto del desajuste diádico sobre victimización es más alto en mujeres que en hombres y, sobre perpetración, más alto en hombres que en mujeres (Capaldi et al, 2012); (c) el número de hijos y años de relación tienen una asociación positiva y pequeña con violencia de pareja y mayor con victimización en mujeres y con perpetración en hombres (Capaldi et al, 2012;Stith et al, 2004); (d) el número de hijos y años de relación tienen una asociación inversa con el ajuste diádico y este último media totalmente el efecto de ambas variables sociodemográficas sobre la violencia de pareja (Acevedo & Aron, 2009;Cano-Prous et al, 2014) y (e) la violencia es reactiva en ambos sexos (Moral de la Rubia & López Rosales, 2012, 2014 o solo en hombres, mientras que la victimización y perpetración son independientes en mujeres, como se ha hallado previamente en población mexicana con datos de autorreporte (Oxtoby, 2012). Al realizarse el estudio en población general, se esperaba que el modelo de violencia cruzada y el modelo de violencia proactiva tuvieran mal ajuste a los datos, al ser estos modelos más adecuados en ámbitos clínicos de personas asistidas o en terapia por violencia de pareja (Johnson, 2008).…”