La cistitis intersticial o síndrome de vejiga dolorosa es un padecimiento complejo asociado a dolor pélvico intenso con síntomas urinarios como urgencia, polaquiuria, dispareunia, incontinencia y nicturia, que afecta de manera importante la calidad de vida y las relaciones sociales y productivas del paciente. La evidencia muestra que el abordaje de los factores psicosociales que afectan a los pacientes con esta enfermedad es esencial. El tratamiento debe ir más allá de los síntomas clínicos y considerar los aspectos individuales de cada paciente, su salud mental, sus experiencias de vida y su comorbilidad, dado que los trastornos psicológicos como la ansiedad, la depresión y el estrés postraumático pueden influir en la manera en que se percibe el dolor, y están ligados con la gravedad y el empeoramiento de los síntomas. La literatura presenta a la intervención psicológica desde el enfoque cognitivo conductual como un medio para disminuir el dolor, la ansiedad y el catastrofismo, dando al paciente herramientas que le permitan obtener una sensación de control a partir del afrontamiento y mejorar su calidad de vida.