La “Primavera Árabe” no sólo ha tenido consecuencias en el plano local, sacudiendo a los países directamente afectados, sino que también ha impactado en las relaciones regionales. En este contexto, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Qatar fueron protagonistas de una fuerte disputa en torno al rol regional del Islam político, particularmente de los Hermanos Musulmanes. El artículo se pregunta cuáles fueron las condiciones de posibilidad y los efectos de esta disputa, proponiéndose efectuar un recorrido exploratorio a través de una lectura no sectaria de los conflictos que siguieron a la “Primavera Árabe”. Así, en el marco de la intensificación de una cada vez mayor participación del intervencionismo en la política internacional, la inexistencia de una comunidad de seguridad entre los países analizados los condujo a resolver sus conflictos a través de guerras proxy en los distintos escenarios nacionales. En éstas, Doha apoyó a las distintas ramas de la mencionada agrupación, mientras que Riad y Abu Dabi hicieron lo propio con las fuerzas enfrentadas a ella. De este modo, el artículo concluye que la disputa entre los países mencionados contribuyó a la exacerbación y a la profundización de los distintos conflictos en los países afectados por los levantamientos.