“…Por otra parte a medida que se aumenta la temperatura se disminuye la vida útil del producto, favoreciendo el desarrollo microbiano y el aumento de la velocidad de las reacciones bioquímicas. Por tanto es recomendable trabajar con temperaturas de refrigeración entre los 2ºC a 5ºC lo que por un lado favorece la transferencia de materia en el sistema y a su vez se contribuye al control microbiológico (Barat et al, 2006b, Magnússon et al, 2006, Martínez, 2002, Barat et al, 2006a.…”