El ser humano y la colectividad han recreado numerosas prácticas corporales que responden a las distintas dimensiones que desarrolla: práxica, social, expresiva, lúdica, social, laboral y/o afectiva, entre otras. La aparición de nuevas prácticas motrices no cesa, ya que la actualidad va configurando nuevos retos, nuevas formas de colaboración, originales formas de competición y, en definitiva, nuevas relaciones con nuestros cuerpos y con los de las personas que nos rodean. La práctica, tanto de clásicas como de incipientes modalidades, debe ir vinculada a un cuidado del cuerpo saludable. En el artículo se razona sobre la vinculación de las prácticas de Expresión Corporal y los lenguajes artísticos motores –especialmente la danza y el circo–, a la salud y el bienestar (físico, emocional, mental y social). Y lo hacemos explicando diferentes estudios realizados en torno a ese objetivo de salud. En España, durante el confinamiento se vio cómo las artes (música, danza, circo, entre otras) y la actividad física salían al rescate del bienestar generando relaciones positivas entre las personas que convivían en una casa y con el vecindario. Es por esta razón que se profundiza en las posibilidades que tiene el docente de Educación Física para proponer prácticas de EC, generar impacto emocional positivo y sensación de bienestar.