“…Como se planteó, el reconocimiento de la colonialidad en la segunda tendencia conlleva una crítica al sistema educativo institucionalizado por su carácter excluyente a pesar de plantear un reconocimiento de la diversidad en su propuesta de multiculturalidad. Según estos autores (Aguirre & Mantuano, 2015;Angarita-Ossa & Campo-Ángel, 2015;Argüello Parra et al, 2019;Arias-Ortega et al, 2019;Cerda, 2020;Charabati, 2013;Cruz, 2015;Díaz, 2010;Giner Espín et al, 2018;Kothari et al, 2020;Leite et al, 2019;Maldonado Rivera & del Valle Rojas, 2016;Marín, 2017;Moreno Medrano et al, 2019;Pérez, 2018a;Quintar, 2018;Walsh, , 2010aWalsh, , 2010bWalsh & García, 2015), el discurso y las prácticas educativas del Estado son etnocéntricas, monoculturales y funcionan como un dispositivo de poder homogeneizador con una visión universalista y neutralizadora fundamentada desde la disciplinariedad de las ciencias sociales y humanas. En este sistema el niño/a es anulado al extraérsele de su propio contexto de saberes y conocimientos, llevándolo a través de pedagogías de aprendizaje de conocimientos científicos validados como únicos y verdaderos.…”