“…El cultivo de sacha inchi es una alternativa en la sustitución de cultivos ilícitos (Muñoz, 2019) y para enfrentar los desafíos del cambio climático y la pobreza (Marinero-Orantes et al, 2015;Núñez et al, 2021), y, a la vez, constituye una oportunidad para desarrollar un modelo agroindustrial inclusivo de oleaginosas promisorias (Torres, 2016;Sosa, 2017) para la transformación de las condiciones de vida de las poblaciones rurales (Bustamante y Muñoz, 2017). A lo anterior se suma su enorme contribución a la salud humana por los altos contenidos de omega 3, 6 y 9 (Alayón y Echeverri, 2016;Gutiérrez, Rosada y Jiménez, 2011;Kodahl, 2020), y a la alimentación animal (Henao y Barreto, 2016;Guevara et al, 2016;Lucas et al, 2021).…”