“…Si bien el paisaje hacia arriba se encuentra mejor preservado que las laderas bajas y los valles, el límite altitudinal de esta especie podría verse restringido posiblemente por requerimientos térmicos y fisiológicos, llegando alcanzar como máximo los 3000 m s.n.m. Es por ello que conocer los registros precisos de distribución de una especie son clave para la planificación de acciones de conservación, además de proveer información para comprender su biogeografía, sistemática e historia natural (Greene, 1994;Entiauspe-Neto et al, 2018).…”