En la intersección entre la tecnología avanzada y la pedagogía, la Inteligencia Artificial Generativa (IAGen) está provocando, como poco, el replanteamiento de los paradigmas educativos tradicionales. Después de un año frenético en el avance de la IAGen, especialmente tras la aparición en escena de ChatGPT, se quiere explorar el impacto de la IAGen en el sector educativo, analizado desde las perspectivas de cuatro colectivos clave: profesorado, estudiantado, perfiles de toma de decisiones e ingenieros/as de software. Durante 2023 y lo que llevamos de 2024 se han realizado revisiones de literatura, entrevistas, encuestas, formaciones y observaciones directas de cómo se percibe la IAGen por personas que representan a los colectivos anteriormente mencionados dentro del contexto educativo. Se destaca cómo la IAGen ofrece oportunidades sin precedentes para, entre otros aspectos, personalizar el aprendizaje, mejorar la calidad de los recursos educativos u optimizar los procesos administrativos y de evaluación. Sin embargo, la IAGen aplicada a la educación tiene otra cara menos amable que se relaciona con recelos y desconfianzas, debidas, en muchas ocasiones a una falta de alfabetización en aspectos relacionados con la IA en general, pero bien fundamentados en otras ocasiones por las lagunas existentes en cuanto a aspectos legislativos, éticos, de seguridad o de influencia medioambiental. Este análisis revela que, aunque la IAGen tiene el potencial de transformar significativamente la educación, su implementación exitosa requiere un enfoque colaborativo y transversal que involucre a todos los actores del ecosistema educativo. A medida que exploramos este nuevo horizonte, es imperativo considerar las implicaciones éticas y garantizar que la tecnología se utilice de manera que signifique un beneficio para la sociedad en general, sin obviar los riesgos y retos que ya existen o que ineludiblemente aparecerán con el desarrollo acelerado de estas tecnologías tan extremadamente potentes.