“…De esta manera, las mujeres con cargos de responsabilidad han podido demostrar que no existen problemas intrínsecos al género para enfrentarse con éxito a los desafíos en sus puestos de trabajo, ejerciendo sus cargos con similares capacidades de organización y de adaptación a las circunstancias que los directivos hombres (Yildirim, Kocapınar y Ecevit, 2019; Umar, 2021; Xu, Luke y Short, 2021) e, incluso, con unas mejores competencias que estos en determinadas materias como el uso de la asertividad, la gestión más eficiente de lo comunal, la implementación de propuestas transformadoras o el fomento de la participación de los subordinados (Greenhalgh, y Maxwell, 2019;Potter y Volden, 2020;Blumenau, 2021). Obviamente, aunque haya de valorarse en gran medida los logros en materia de igualdad, quedan muchas fronteras que, estando en vías de hacerlo, todavía no se han superado, como la efectiva consecución de la uniformidad de condiciones y oportunidades para hombres y mujeres en puestos de liderazgo, la eliminación de aquellos estereotipos de género que resultan adversos en cuanto a la consideración de las mujeres como líderes o la superación real de fenómenos como la brecha salarial de género o el techo de cristal (Athanasopoulou et al, 2017;Blackman y Jackson, 2019;Gutiérrez-Aragón y Gassiot-Melian, 2020;Tran, 2020;Peña-Ahumada, 2021).…”