El polimorfismo, tan habitual y conocido por geólogos en minerales como la calcita-aragonito, el diamante-grafito y el grupo de la sílice, se extiende a muchos otros campos. Desde la cristalografía y la mineralogía, dando un gran salto en los materiales pero no en los fenómenos, el polimorfismo también tiene lugar en productos alimentarios. En particular, los triacilgliceroles, los cuales constituyen los componentes mayoritarios de grasas y aceites, tales como el chocolate, el aceite de oliva o el jamón ibérico, muestran un complejo comportamiento polimórfico (Larsson et al., 2006). La caracterización de sus formas cristalinas resulta crucial en aplicaciones de la