Frecuentemente, la investigación, la creación artística y la educación se consideran esferas escindidas que deben ser analíticamente discriminadas, pues cada una tiene sus propios retos gnoseológicos y sus relaciones acontecen en encuentros tensos y ocasionales. Por una vía que contradice este dictamen, en este artículo se argumenta que la investigación, las artes y la educación comparten una relación intrínseca, en la medida en que son prácticas sociales con las cuales se busca dar sentido al mundo e imaginar formas posibles de habitarlo. Así, se propone la investigación+creación+educación+ (ICE+) como un espacio liminal en el que convergen, se intercambian y definen mutuamente formas de saber, sentir, conocer e intervenir. Esta apuesta gnoseológica ya se está implementando en diversas instituciones del país.