“…Así, numerosos autores indican que los ácidos grasos saturados y monoinsaturados en general, estarían cumpliendo funciones energéticas, (Vázquez et al, 1994), mientras que los poliinsatutados estarían cumpliendo, principalmente roles estructurales en las membranas biológicas y como precursores de eicosanoides u otros componentes biológicamente activos, involucrados entre otras cosas, en la sensibilidad a ciertos estímulos de estrés en los organismos (Bell et al, 1992;Sargent et al, 1995). Dentro de los ácidos grasos se ha logrado establecer que los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) de la serie n-3 y n-6 (ácidos grasos altamente insaturados, HUFA) son cruciales en larvas de primera alimentación, pues se sabe que tanto la sobrevivencia como el crecimiento mejora notablemente cuando las dietas contienen estos ácidos grasos altamente insaturados Izquierdo et al, 1989a;Koven et al, 1989;Dhert et al, 1991;Rodríguez et al, 1993;Curé et al, 1995). Su deficiencia puede producir algunas alteraciones, no sólo en el crecimiento y la sobrevivencia, sino también en el comportamiento, la anatomía de la larva o ciertas alteraciones en los órganos internos (Koven et al, 1990;Bisbal y Bengston, 1991;Arnaiz et al, 1993).…”