“…Siendo así, los sujetos reconocen su presencia y eso la convierte en una incompetencia consciente.Posteriormente, cuando se tiene la posibilidad de intervenir a esta incompetencia consciente, insertando elementos capaces de resolver la situación hacia lo favorable, las mismas se convierten en competencias conscientes. Finalmente, cuando estas competencias pasan a ser parte de una rutina, se convierten en competencias inconscientes.Puede observarse que las dos primeras fases de incompetencias advertidas porBroadwell (1969) pueden aliarse con la ausencia de Resiliencia Matemática(Lee & Johnston-Wilder, 2017;Martínez-Padrón et al, 2022) en los potenciales aprendices de contenidos matemáticos. Luego de advertir, objetar, intervenir y trazar un sendero para cambiar, hacia lo favorable, estas incompetencias migran transformadas hacia el campo de las competencias.Cuando se trata de docentes que enseñan contenidos matemáticos, esa reparación hacia la competencia apertura la posibilidad de organizar cualquier flujo de experiencias de aprendizaje expeditas para conquistar aprendizajes significativos, destacando que dichas competencias pueden ser matemáticas, didácticas e incluso a-didácticas.Atendiendo esa mirada, es el momento de traer escena lo referido a las indefensiones aprendidas señaladas porSeligman (2006) quien, en un sentido lato, las relaciona con el hecho de aprender a sentirse indefensos, asumiendo la postura de afrontar al objeto o situación por considerarlo adverso, por lo que equivale a no dar cara a las situaciones negativas, prefiriendo esquivarlas o evadirlas sin observar alguna salida favorable.…”