La discusión acerca de la validez de los informes verbales como datos que nos permiten descubrir los procesos cognitivos que subyacen a la conducta humana, pese a ser antigua en Psicología, sigue originando agudas controversias epistemológicas. De hecho, hasta principios de siglo, la introspección analítica de la experiencia consciente constituía el principal mé-todo para hacer psicología empírica. Posteriormente, cuando la revolución conductista impuso la observación objetiva de la conducta manifiesta como únicos método y objeto, respectivamente, legítimos de la Psicología, la introspección quedó desacreditada como mé-todo de investigación científica. Pese a todo, al reconocérsele cierta utilidad dentro de un contexto de descubrimiento, nunca ha llegado a desaparecer por completo. Y desde luego en psicología cognitiva, hoy más que nunca desde la condena de que fuera objeto por parte de los primeros conductistas, vuelve a hacer acto de presencia en numerosos trabajos. Por ejemplo, es corriente en la literatura sobre aprendizaje-memoria (Hunter, 1964; Luna, 1968) o sobre razonamiento y resolución de problemas (Newell y Simon, 1972; Quinton y Fellows, 1975; Hitch y Baddeley, 1976) interpretar el proceso cognitivo a la luz de las estrategias y datos verbalmente referidos por el Estudios de Psicología o.. 19-20 -194 sujeto. Aunque también es verdad, como veremos más adelante, que no todas las verbalizaciones de este tipo exigen introspección, en sentido clásico.En cualquier caso, para saber cuándo los informes pueden aportar datos válidos, resulta indispensable delimitar la información de la que tenemos conciencia de aquella otra que no resulta accesible a nuestro conocimiento. La conciencia constituye la condición mínima para la introspección, y en general, para la validez de los informes verbales utilizados como datos que reflejan la realidad cognitiva subyacente. De lo contrario, resultaría que estaría-mos pidiendo a los sujetos que informaran de algo de lo que ni siquiera habían tenido noticia.No obstante, la validez de los informes verbales como datos no depende únicamente de que el sujeto tenga que referirse a experiencias de las que en su momento haya tenido conciencia. Depende también de otra serie de circunstancias (como el tiempo transcurrido entre la experiencia y la producción del informe, la necesidad de recodificar verbalmente la información, o de filtrarla, etc.), que pueden llegar a afectar vitalmente a la fidelidad del informe. Por eso, en el presente trabajo comenzaremos por el fenómeno de la experiencia consciente, para presentar a continuación (por