La agricultura juega un rol vital en el desarrollo de la sociedad al ser un componente clave en el sector económico para el crecimiento del producto interno bruto de la mayoría de los países (Abioye et al., 2020). Su participación en la productividad económica mundial es del 6,4%, posicionándose en nueve países como el sector dominante (Pathan et al., 2020). La agricultura es la base para la seguridad alimentaria, aliviando el hambre de las comunidades en general al garantizar un suministro de alimentos sostenibles, inocuos y nutritivos (Nicholson et al 2020). Al mismo tiempo, la agricultura es un factor determinante para la salud del planeta, ya que influye directamente en la fertilidad del suelo, en las emisiones de los gases efecto invernadero, en la deforestación y en la pérdida de biodiversidad (Clark et al 2022). Esto ha conllevado al desarrollo y la innovación tecnológica en el sector que han permitido modernizar las cadenas productivas agropecuarias (da Silveira et al 2021). Diversos países en el mundo, que son potencia agrícola, como Estados Unidos, China y Brasil, han enfocado sus esfuerzos e inversiones en las tecnologías digitales emergentes para que apoyen a sus unidades de producción agropecuaria (Saiz-Rubio & Rovira-Más, 2020). En Colombia, la agricultura representa uno de los principales sectores de la economía; no obstante, el uso agrícola del suelo es tan sólo del 13,5% de 39,2 millones de hectáreas con potencial agrícola, donde menos del 10% de las unidades de producción agropecuaria establecidas cuenta con algún tipo de activo de tecnologías de información y comunicación (dispositivos móviles, computadores, tabletas, geo localizadores), y solo el 1,7% tiene acceso a Internet (Rico, 2022; DANE, 2019).