“…Los TCA afectan aproximadamente entre el 3 y 5% de la población adolescente y joven, en su mayoría mujeres (American Psychiatric Association, 2013;Miranda, 2016;Nebot, 2017;Peláez-Fernández et al, 2005), a ello le podemos sumar un 17% (Lazo et al, 2015;Miranda, 2016) de adolescentes estudiantes con comportamientos de riesgo para padecer TCA, teniendo a 1 de cada 4 adolescentes o jóvenes con un cuadro de conducta alimentaria o comportamientos de riesgo para tenerlo. Así, las consecuencias de caer en este trastorno implican que un grupo de personas convivirá con esta patología, de forma crónica o con síntomas residuales (Lineros-Linero & Martínez-Núñez, 2018) aumentando su riesgo a morir, el cual se estima en 0.5% al año y crece exponencialmente cuando se sostiene a través de los años, llegando a presentar muertes entre el 5.6% a 10% por década por problemas en su salud o suicidio (American Psychiatric Association, 2013;Pérez, 2017). El problema no termina ahí pues los seguimientos a 20 años reportan una mortalidad del 20%, y cuando presentan un peso inferior a 35 kg, independientemente del tiempo la tasa de mortalidad crece al 15% (García-Camba, 2007;Perpiña, 2014).…”