En un famoso artículo titulado "The Spread of Western Science" (1967) George Basalla proponía un modelo de tres fases para comprender la difusión de la "ciencia moderna" en las naciones "no europeas", dando por sentado que tal ciencia moderna era un producto acabado, originario de Europa occidental y capaz de difundirse en todo el mundo sin transformarse. Según ese modelo, una primera fase de exploración científica en la que las sociedades no europeas (es decir, "no científicas") constituían un reservorio pasivo de datos, conduciría a una segunda fase, la de la "ciencia colonial", en la que instituciones científicas promovían actividades científicas fuera de Europa por medio de la acción de colonos europeos o bien a través de la aculturación de los indígenas. Con el tiempo, las sociedades colonizadas alcanzarían la madurez en una fase caracterizada por la lucha por establecer tradiciones científicas nacionales independientes basadas, no obstante, en los estándares profesionales occidentales.Más de cincuenta años después de esa publicación, las críticas al respecto no han cesado, lo cual en última instancia demuestra el alto impacto que pudo alcanzar a mediano plazo una argumentación que, hija de su tiempo, buscaba contribuir a la "sistematización" del conocimiento pero no logró evitar la simplificación y el vocabulario dicotómico. Después de analizar la extensa bibliografía producida desde entonces sobre la cuestión, Kapil Raj (2013) ha desarrollado una propuesta que apunta a la construcción de un marco conceptual centrado en la idea de "circulación", subrayando además la naturaleza mutable de los agentes productores de conocimiento, así como de los conocimientos y las capacidades que ellos representan. Entendiendo que la circulación constituye en sí misma un site of knowledge, se abre la perspectiva de entender a la ciencia como una coproducción que tiene lugar por medio del encuentro y la interacción entre especialistas heterogéneos de comunidades de diversos orígenes (2013, 345).