Se conoce como chemsex al término proveniente del inglés (chemical sex), al uso intencionado de drogas psicoactivas para mantener relaciones sexuales, entre hombres que tienen sexo con hombres (HSH), habitualmente durante largos periodos de tiempo y con múltiples parejas. Este fenómeno también se ha denominado "Party and Play" ("PnP") en Norteamérica y en Australia "intensive sex partying" (Bourne et al., 2014). Se conoce como slamming o slamsex al uso de estas sustancias por vía intravenosa (IV). Las principales drogas utilizadas son mefedrona, γ-hidroxibutirato/ γ-butirolactona (GHB/ GBL) y metanfetamina (McCall, Adams, Mason y Willis, 2015), aunque se han descrito otras (Véase tabla 1). Esta definición no llega a explicar aspectos fundamentales del fenómeno, como es el uso de aplicaciones sociales de geolocalización para encontrar o participar en "sesiones". De hecho, se ha descrito que los HSH que utilizan aplicaciones, en comparación con los que no lo hacen, tienden a ser más jóvenes, con mayor nivel educativo y mayor nivel adquisitivo, además de tener mayor probabilidad de involucrarse en conductas sexuales de riesgo y presentar más ETS (Zou y Fan, 2016).Desde que McCall y sus colaboradores publicaron en 2015 en el BMJ la editorial What is chemsex and why does it matter, se han vertido diversas afirmaciones en medios de comunicación sobre el fenómeno, pero escasas publicaciones científicas en nuestro país, con lo que aún se desconoce la dimensión del mismo. Es desde el área de la infectología de donde han aparecido los artículos más significativos sobre el tema (Fernández-Dávila, 2016), señalando el incremento en las primoinfecciones de VIH en HSH y reinfecciones de hepatitis C en este colectivo, además de otras ETS. Es en HSH donde se ha dado la mayor proporción de nuevos diagnósticos de VIH en Europa en el año 2013, con un total de 42% (Cornejo, Díaz, Díez y Valín, 2015). Asimismo, se ha descrito una elevada incidencia de reinfección por VHC en HSH de diferentes ciudades europeas, alcanzando tasas cercanas al 25% (Ingiliz et al., 2016) con distintos factores de riesgo independientes: sexo anal sin protección, actividad sexual en el contexto de consumo de drogas estimulantes, prácticas sexuales de riesgo o sexo en grupo (Vanhommerig et al, 2015), características presentes en la práctica de chemsex.Con respecto a las drogas utilizadas en chemsex, la mefedrona destaca con una prevalencia de consumo descrita de hasta un 90% (Bourne et al., 2014). Esta sustancia, como otras catinonas sintéticas, cuenta con efectos psicoactivos y simpaticomiméticos similares a las anfetaminas, además de poseer propiedades entactógenas tales como intensificación sensorial, aumento de sociabilidad, desinhibición y excitación sexual. Su utilización tiene la finalidad de potenciar la estimulación sexual y la duración de sesiones (McCall, Adams, Mason y Willis, 2015). Su aparición en sesiones de slamsex se ha observado entre un 33 y un 38% en algunas series (Bourne et al., 2015). Esta sustancia cuenta con un gran potencial adictivo...