“…Cabe señalar que también debe considerarse que la (des)confianza generalizada puede estudiarse desde otras avenidas. Por ejemplo, mientras hay trabajos que la vinculan haciendo énfasis en los factores materiales (Fukuyama, 2001;Larsen, 2007;Bac, 2009), otros puntualizan que la desconfianza social resulta de la violencia y la alta incidencia delictiva (Walklate, 1998;Lederman, Loayza & Menéndez, 2002;Kruger, Hulchison, Monroe, Reischl & Morrel-Samuels, 2007;Gainey, Alper & Chappell, 2011;Clark & Eisenstein, 2012); o que el crimen inhibe la confianza comunitaria y por ende la cooperación social (Sampson, 2001;De Coster, Heimer & Wittrock, 2006;Deller & Deller, 2010). En tanto otra corriente de pensamiento se centra en el análisis de los mecanismos que promueven la confianza entre los ciudadanos, los cuerpos de seguridad y las instituciones de justicia (Devos, Spin & Schwartz, 2002;Goldsmith, 2005;Weitzer & Tuch, 2005;Allen, Edmons, Patterson & Smith, 2006;Kaarianinen, 2008); y los que señalan, desde luego, que la desconfianza comunitaria resulta de la falta de oportunidades para el desarrollo (Bjornskov, 2006;Paldam, 2007;Bjornskov, 2009;Lindstrom, 2009;Ozcan & Bjornskov, 2011;Wikes, 2011;Hooghe, Merien & Vroome, 2012).…”