“…Si bien, quienes tienen custodia compartida manifiestan haber incrementado el entendimiento; lo que es acorde con que este tipo de custodia requiere que los progenitores negocien y se comprometan entre sí (Bauserman, 2012), más aún cuando la situación lo demanda, como es el caso. Por extensión, si la ruptura de pareja de los progenitores se considera una experiencia adversa de la infancia (Crouch et al, 2020), y un problema de salud pública (Salem, Sandler, & Wolchik, 2013), los resultados aquí encontrados, de forma holística, refuerzan la necesidad de implementar programas que refuercen la competencia parental para gestionar eficazmente las contingencias adversas que se les presentan. La evidencia científica avala de forma sistemática la eficacia de estos programas, tal que deberían formar parte de las políticas públicas (Martínez-Pampliega et al, 2015;Novo et al, 2019;Pruett & Cornett, 2017) Por último, una lectura de los resultados, bajo el prisma del principio de igualdad entre hombres y mujeres, posibilita concluir que, pese a lo que se ha avanzado en igualdad de género en España, todavía nos encontramos que la mujer sigue asumiendo y se le continúa asignando el rol de cuidadora de la prole.…”