El asma es una condición crónica de las vías aéreas con hiperreactividad bronquial y broncoconstricción. El ejercicio puede desencadenar los síntomas asmáticos, lo que se conoce como broncoespasmo inducido por el ejercicio (BIE). El asma es común en atletas olímpicos, por lo cual los deportistas utilizan los medicamentos β2 agonistas para prevenir y tratar los episodios de asma. Estos fármacos se suministran preferiblemente por inhalación. En el deporte, los β2 agonistas están restringidos por la regulación antidopaje, con base en que estos medicamentos tienen el potencial de mejorar el rendimiento físico, lo que puede resultar en una ventaja competitiva. Los β2 agonistas están prohibidos por la WADA (World Anti-doping Agency), con excepción del salbutamol (con suministro máximo permitido de 1.600 µg en 24 horas) y el salmeterol inhalado. Estos fármacos, administrados por vía oral, pueden tener efectos ergogénicos en los deportistas. Se ha documentado que administrado por esta vía el salbutamol puede mejorar el rendimiento en disciplinas de resistencia, aumentar la fuerza muscular y mejorar la potencia anaeróbica. Sin embargo, según la evidencia científica, los β2 agonistas inhalados no tienen un efecto relevante de aumento en el rendimiento en deportistas no asmáticos.