“…Como parte de prácticas inclusivas fuera del horario escolar podríamos añadir también los programas de mentoría social, cuyos efectos pueden resumirse en De cualquier modo, no podemos obviar que el aprendizaje no solo surge en entornos educativos, sino que puede darse en diferentes contextos como el hogar, la comunidad, las calles (García, 2012), en los centros de atención institucional de menores y, dado que el aprendizaje puede darse en diferentes contextos, los estereotipos, el etiquetaje social y las actitudes racistas y estigmatizadoras también pueden aprenderse en los espacios comunes donde ocurre la socialización. En el caso español, encontramos unos datos alarmantes al respecto, reflejando un aumento de las actitudes racistas contra los grupos minoritarios, donde un 25% de las víctimas son menores de edad (Prats et al, 2017), lo que afecta de manera significativamente negativa a la inclusión de estos menores. Sin embargo, diversas investigaciones (Hadler, 2012;Hjerm, 2005;Prats et al, 2017) han demostrado que la xenofobia en las escuelas no aumenta a medida que se incrementa la proporción de alumnos procedentes de minorías étnicas y culturales, sino que ocurre una relación proporcionalmente inversa.…”