“…La concepción de la autorregulación, como un fenómeno interdependiente e interactivo, tanto del proceso de enseñanza como del aprendizaje -de la cual, el modelo DIDEPRO ® es un claro exponente-, ha supuesto un paso más en la comprensión del mismo, tal y como la investigación reciente ha puesto de manifiesto (Alonso-Tapia y Pardo, 2006;Bigss, 2001;De la Fuente, 1999;Entwistle y Tait, 1990;Monereo, 2006;Monereo y Pozo, 2003;Pintrich, 2000;Randi, 2004;Van Eekelen, Boshuizen y Vermunt, 2005;Vermunt, 2003;Weinstein y Mayer, 1986 En el docente: 1) Facilita la ejecución de un proceso de reflexión y de toma de conciencia metacognitiva en cuanto a los requerimientos cognitivos del proceso de enseñanza-aprendizaje, respondiendo adecuadamente a las decisiones estratégicas de la enseñanza: por qué, para qué, cuándo, cómo y quién enseñar y evaluar la enseñanza; 2) Promueve la anticipación de las dificultades que se pueden producir a lo largo del mismo y obliga a realizar una ordenación de las secuencias de enseñanza; 3) Ayuda a modificar posibles concepciones erróneas y restrictivas de los docentes, en cuanto al proceso de enseñanza, como actividad independiente y poco interactiva en relación con el proceso de enseñanza; 4) Contribuye a promover un diseño del proceso de enseñanza regulado, al promover distintas estrategias promotoras de la autorregulación en el alumnado: evaluación inicial y de proceso, explicitar los objetivos de enseñanza y la planificación de la acción educativa autorregulada; 5) Desarrolla la autorregulación del docente en cuanto al diseño y al desarrollo del proceso de enseñanza, porque, por una parte, contribuye al diseño de una secuencia de actividades de enseñanza como proceso y por otra parte, ayuda a regular el desarrollo del mismo, ajustándose a la propuesta inicial y 6) Contribuye a llenar de contenido cognitivo las opciones metodológicas de enseñanza-aprendizaje propuestas en el aula, huyendo del riesgo que supone un planteamiento de carácter meramente activista.…”