IntroducciónThomas Gann y J. Eric Thompson escribieron hacia 1937: "Los mayas, juzgando por las escenas representadas en las estelas, fueron las naciones menos dadas a la guerra que alguna vez existieron" (Gann y Thompson, 1937: 63). Las investigaciones arqueológicas a gran escala, los desciframientos epigráficos y los estudios iconográficos en las décadas de los sesenta y setenta cambiaron la percepción tradicional de los mayas del período Clásico como un pueblo básicamente pacífico (Marcus, 1974; Proskouriakoff, 1961; Puleston y Callender, 1967; Rice y Rice, 1981; Webster, 1976). La naturaleza, la variabilidad y el papel de la guerra en el origen, desarrollo y decaimiento de la civilización clásica maya, no obstante, han sido debatidos intensamente en las últimas décadas. Un grupo de estudiosos enfatiza la dirección causal de la guerra a las condiciones sociales y ecológicas, mientras otro grupo sostiene que la guerra fue resultado de presiones demográficas y ecológicas (Chase y Chase, 1989; Cowgill, 1979;Demarest, 1997;Gunn et al., 2002; Freidel, 1992;Martin y Grube, 2000; Schele y Miller, 1986;Webster, 1977). Algunas de estas discusiones se han centrado en el "colapso" de la civilización clásica maya. Las investigaciones arqueológicas multidisciplinarias a gran escala del Proyecto Arqueológico Regional de Petexbatún han demostrado que la guerra intensiva fue ciertamente la causa directa de la caída de los reinos de Petexbatún a finales del siglo VIII y a principios del siglo IX , aunque dicho proceso no necesariamente se aplica a otras partes de las Tierras Bajas Mayas.A pesar de la indudable presencia de guerra entre los mayas clásicos, es difí-cil demostrarla arqueológicamente. Las evidencias potencialmente útiles para la guerra en los datos arqueológicos incluyen inscripciones, iconografía, armas, fortificaciones, paleopatología, incidentes de destrucción violenta e interrupción repentina de los patrones culturales (Webster, 1993: 422-423). Desafortunadamente, los textos que se refieren a la guerra no son del todo explícitos sobre los motivos de la guerra, ni su naturaleza (Stuart, 1993: 333). Muchos sitios del Clásico maya carecen de tales inscripciones y del arte relacionado con la guerra. La gran mayoría de los centros de esta etapa se localizaban en terre-