El silencio es una respuesta frecuente ante al acoso escolar por parte de las chicas y los chicos que lo sufren. Un análisis superficial de tal respuesta podría conducirnos a entender el silencio simplemente como la ausencia de palabras, de discurso, y, por lo tanto, como una carencia o incapacidad para el afrontamiento verbal de la discriminación. Sin embargo, en este artículo se trata de ir más allá y se desmenuzan algunos de los variados usos y significados que adquiere el acto de callar: algunos de ellos carenciales, pero otros potencialmente constructivos. Se aborda la compleja multidimensionalidad del silencio como respuesta - táctica o estratégica - ante el acoso escolar, en concreto ante las violencias escolares de carácter transfóbico. Para ello, se parte de un corpus de narrativas de chicos y chicas trans producido en el curso de una investigación socio-antropológica realizada en España. Se concluye que este tipo de respuestas silenciosas solo las podemos comprender atendiendo a los contextos y la red de relaciones donde se producen, y que no siempre constituyen una claudicación o una interiorización del estigma, sino que en algunos casos son utilizadas estratégicamente desde una conciencia transformadora frente a la desigualdad que se padece.