“…Primero, porque entre ellas no se tiene el mismo grado de exclusividad que tienen los varones, es decir, las mujeres con prácticas homoeróticas tienen más compañeros sexuales del sexo opuesto que los varones (Barbosa & Hara, 2006;Facchini & Barbosa, 2006;Mercer et al, 2007;Pinto et al, 2005). En segundo lugar, esto se debe a un retraso en la incorporación de las experiencias lésbicas en sus biografías sexuales (Mercer et al, 2007;Pinto et al, 2005) , , y tercero, es así gracias a la desestimación de los niveles de riesgo que conllevan este tipo de encuentros sexuales (Almeida, 2005;Careaga, 2004;Meinerz, 2005;Moraes, 2011). Regularmente, este tipo de acercamientos indaga por la edad y los métodos de protección sexual; sin embargo, el presente estudio, cuyo enfoque se adscribe a la teoría de la interacción sexual (Van Campenhoudt & Cohen, 1997), integra una aproxima-ción al contexto del evento, ya que resulta ser una arista que permite comprender la compleja configuración del homoerotismo femenino.…”