IntroducciónEl síndrome compartamental constituye una urgencia médica, ya que al no ser tratada oportunamente, habitualmente conduce a secuelas neurológicas, amputaciones, insuficiencia renal o muerte. Traumatismos, hemorragias postoperatorias, edema post-reperfusión de isquemia arterial severa o prolongada, entre otros, generan un aumento patológico de la presión de los tejidos contenidos en un compartimento anatómico inexpansible limitado por estructuras óseas y aponeurosis musculares, más frecuentemente en las extremidades inferiores. El aumento progresivo de la presión intracompartamental es responsable de lesiones por compresión de nervios, venas, arterias y fibras musculares, que son responsables de las manifestaciones clínicas que aparecen progresivamente: dolor muy intenso, desproporcionado y progresivo, déficit neurológico sensitivo y luego motor de la extremidad, gran tensión y sensibilidad a la palpación de los compartimentos afectados e isquemia con pérdida de pulsos en casos avanzados 1 .El tratamiento fundamental es descomprimir los compartimentos por medio de fasciotomías. Éstas deben ser amplias, involucrar la totalidad de los compartimentos amenazados y precoces (su postergación determina secuelas irreversibles o amenaza de la viabilidad de la extremidad). Una vez abierta la piel y aponeurosis, es esperable la herniación de los distintos músculos descomprimiendo los compartimentos.Más de un tercio de los pacientes con fasciotomía presentan complicaciones, la más frecuente y temida es la infección, pudiendo ser determinante en el destino final de la extremidad 2-4 . Contribuyen al desarrollo de infección: la prolongada y amplia exposición de partes blandas favorecida por la retracción progresiva de los bordes cutáneos, la presencia de músculo isquémico o necrótico, y que la indicación de fasciotomía haya sido de origen vascular y en las extremidades inferiores 2 .El manejo habitual de las heridas asociadas a fasciotomías requiere de injertos dermo-epidérmi-cos, colgajos fascio-cutáneos y/o el cierre por segunda intención. Una alternativa de manejo, descrita por Harris en 1993 5 y complementada por Berman en 1994 6 , es la denominada "shoelace technique" por su semejanza con la disposición de los cordones en los zapatos. Dado que esta técnica pareciera no ser conocida en nuestro medio, me parece interesante comunicarla para difusión a la comunidad quirúrgica local.