“…El perfil emprendedor es una característica innata de algunas personas, pero también puede ser formado o fomentado, apuntalando desde la educación inicial hasta la que ofrecen las instituciones de nivel superior aquellos factores que lo desarrollan; durante su estadía en éstas últimas, los estudiantes son involucrados en actividades diseñadas para conocer situaciones concretas que los aproximen al mundo real donde ofrecerán sus servicios, lo cual permite una mejor trayectoria profesional, para ello es tarea de la academia de cada carrera diseñar e implementar las actividades más acordes con el perfil que se pretende formar en los estudiantes; de igual forma, se considera que las universidades también son emprendedoras cuando realizan actividades de triple hélice que vinculan la educación y la investigación con otras asociaciones, redes y organizaciones públicas y privadas que promueven la innovación, y que aquellas trasladan al estudiante en su formación emprendedora (Guerrero y Urbano, 2012;Paños Castro, 2017), pero también se conoce que el déficit emprendedor de estas instituciones es asimismo la primer causa de inhibición en la generación de spin-offs universitarias (Zachman, López y Redchuk, 2015). En particular, los programas educativos de las carreras administrativas son los que contemplan más materias relacionadas con el emprendimiento (38% en las universidades mexicanas) así también como programas emprendedores (35%), por encima de las demás carreras (Moreno Zacarías, Espíritu Olmos y Priego Huertas, 2013).…”