ResumenLos objecos de adorno personal tienen un contenido simbólico que puede reflejar aspectos sociales y econó-micos del grupo humano que los produce. El Neolítico peninsular ofrece en diversas áreas y horizontes un repertorio lo suficientemente amplio como para poder observar cambios en las estructuras sociales de los primeros agricultores que se detecun en la Península Ibérica. Igualmente, es posible constatar a través de los mi.smos y de los análisis que sobre ellos se han practicado la existencia de redes conierciale,s que denotan sociedades en principio más complejas. Se sugiere, por tanto, la po.sibilidad de interpretar el adorno personal como un diferenciador económico y social, integrándolo en el contexto de los distintos grupos neolíticos penin.sulares, sin descartar otras posibilidades asimismo significativas.
ResumeLes objets de pamre posscdent un contenu symbolique qui traduit des caracteri.stiques sociales et ¿conomi-ques du groupc humain que les produit. Le Néolithique ^léninsulaire en pré.sentc. dans qtielqucs momentset dans quelques régions une serie sufli.saniment vaste pour permeitre remarquer des cliangenients dans les structures sociales des prémiers agriculteurs qu'on trouve a la Péninsule Ibcriqíie. De la méme maniere, il est possible constater au moyen d'eux ménies et des analyses qu'on a réalisé sur ees objets, l'existcnce des réteaux conierciaux qui probablement témoignent la prcsence de societés plus complexes. Ainsi. on suggére la posibilité d'interpreter la parure comme des objets qui marquent des diíTérences sociales et écononiiques en fai.sant partie du contexte des divers groupes humains du Néolithique pénin.sulaite, .sans écarter d'autrcs po.sibilités au.ssi signifícatives.Resulta evidente que tanto la vestimenta como el adorno personal unen a funciones de carácter utilitario un contenido simbólico que ha sido puesto de manifiesto por diversos autores en repetidas ocasiones. Además, la observación de las pautas de comportamiento de nuestra propia sociedad relacionadas con 27 los citados aspectos constituyen la mejor prueba de esta afirmación. La defensa contra el frío o la mejora del propio aspecto podrían hallarse, sin duda, en el origen del uso de los vestidos, de la cosmética o del adorno pero posiblemente no fueron las únicas causas. El sentido del pudor, tal como es entendido en nuestra sociedad, parece que muy poco tendría que ver con la utilización de la vestimenta, si nos atenemos a los datos que nos proporciona la Etnografía. A. Hoebel (1973, 278) recuerda la anécdota narrada por el barón von Nordeskiold quien hubo de vencer con sustanciosas ofertas la resistencia de una mujer hotoctulo para que se decidiera a venderle sus adornos labiales, tras de lo cual corrió a refugiarse en la selva, avergonzada, pese a que durante todo el tiempo que había durado el trato había permanecido completamente desnuda como es habitual entre los componentes de este grupo. Se trata por tanto de una convención artificial y variable si consideramos los hábitos desarrollados en distintos cont...