“…Actualmente, en todas sus etapas, se produce una integración educativa paulatina de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC); y es que en base a ellas, el uso de dispositivos móviles (tabletas, computadoras portátiles y otros dispositivos móviles) y, sobre todo, un teléfono móvil, una herramienta insustituible y multifuncional también en el día a día de cualquier habitante de nuestro país, pasa a primer plano en el proceso de aprendizaje (Qashou, 2021;Tejada y Barrutia, 2021). Todo lo anterior configura un escenario donde surgen nuevas necesidades, exigencias e intereses a causa de la COVID-19 como la sincronía ubicua, la distancia social, los protocolos de bioseguridad y la multired social (Sophonhiranrak, 2021); también el empleo del móvil para casi todas las actividades comunicativas en tiempo de pandemia (el llamado boom de las apps) (Romero-Rodríguez et al, 2021a); así también el incremento y mayor evidencialidad de la brecha digital por falta de conectividad y otros recursos (Mella-Norambuena et al, 2021;Loayza-Maturrano, 2021). Asimismo, surge la necesidad de una nueva enseñanza virtual (pizarras digitales virtuales, videotutoriales, repositorios virtuales); un distinto aprendizaje no presencial (aulas virtuales, aprendizaje sincrónica y asincrónico) (Magsayo, 2021); así como aprendizaje móvil mediado por redes sociales: el whatsapp for learning, el telegram for learning y los webinar for learning López-Moranchel, et al (2021); Sophea et al (2022);Valverde-Macias & Llerena Izquierdo (2022).…”