“…Asimismo, no es posible sostener actualmente que la evaluación sea objetiva o cuente con la neutralidad técnica de la evaluación. Por el contrario, la evaluación contiene componentes ideológicos, valóricos y de poder insoslayables, sobre los que se debe reflexionar (House & Howe, 2001;House, 2010;Moreno, 2011;Agudelo et al, 2018). Como señala Ormart (2004) la objetividad o neutralidad de la evaluación, el poder y la asimetría entre evaluador y evaluado, la obligatoriedad de evaluar o ser evaluado, calificar, clasificar y estigmatizar a los sujetos evaluados son tópicos relevantes para reflexionar éticamente sobre el ejercicio de la profesión.…”