La búsqueda de una formación en salud integral ha llevado a que las instituciones de educación superior se cuestionen sobre la formación ideal que se debe brindar a los estudiantes de medicina en la que se fomente una conexión real con el entorno: “educar para aprender a vivir en el mundo y con el otro, a sabiendas de que el otro es una persona a la vez igual y diferente que yo, orientados a la misma finalidad: la conformación del ser humano y el bien social” (1).
El abordaje de temas complejos como los procesos subyacentes a la inmunidad, la transcripción genética, las patologías metabólicas, entre otros, representan retos académicos importantes para los docentes y los estudiantes en el proceso del aprendizaje. Sin embargo, hay un currículo oculto que es igualmente relevante, y que puede ameritar el uso de herramientas epistemológicas no convencionales, como la música, y que puede ser un buen complemento para adquirir las habilidades clínicas y humanísticas, entre las que destaca la capacidad de desarrollar habilidades semiológicas y la capacidad de desarrollar empatía frente a una situación crítica de salud. Desde este punto de vista, la rehumanización de la medicina se ha convertido en la actualidad en un requisito primordial.
A continuación, se expondrán tres situaciones de salud complejas descritas en canciones de salsa, en las que se analiza las emociones humanas subyacentes, como una invitación a explorar el currículo oculto detrás de la enfermedad vista objetivamente