“…Durante su primer mandato, Lula apostó por una gestión interna muy pragmática, implementando reformas sociales graduales y, a la vez, manteniendo políticas de estabilidad macroeconómica similares a la del expresidente Henrique Cardoso (Faé, Goulart y Abdala, 2016). Por un lado, entre sus principales proyectos sociales estaban los programas Hambre Cero y Bolsa Familia, que buscaban acabar con la pobreza extrema en el país, y el Plan Nacional de Reforma Agraria, cuyo objetivo fue entregar tierras y entregar títulos de propiedad a los campesinos (Sitcovsky, 2013;Wiesebron, 2014). Por otro lado, con el fin de que el país cumpliera con los compromisos suscritos por el anterior gobierno con el Fondo Monetario Internacional (fmi), el presidente redujo el gasto público e impulsó dos reformas: la de Previsión Social, que buscaba, entre otras cosas, recortar las pensiones de los empleados públicos y retrasar su edad de jubilación, y la del Sistema Tributario Nacional, que tenía como objetivo simplificar el sistema impositivo y perseguir el fraude fiscal (Tude y Sánchez, 2013;Boito y Berringer, 2014); reformas como estas hicieron que Lula recibiera alabanzas del mundo financiero y del centrista Partido do Movimento Democrático Brasileiro (pmdb), y fuertes críticas de los sectores políticos brasileños situados a su izquierda, incluso dentro de su propio partido (Campello, 2013).…”