“…Estas herramientas abarcan desde fibras de origen animal y vegetal, procesadas y no procesadas, como pueden ser lana de oveja, trapos de lino, a fragmentos de cuero, plantas naturales, hierba, espátulas de madera, semillas y un largo etcétera. Al contrario, sí que se han documentado arqueológicamente herramientas de origen mineral, entre las que se enumeran cantos de río de granito, lascas de sílex, espátulas de hueso, conchas trabajadas y sin trabajar, espátulas de cerámica reaprovechadas para trabajar sobre materia arcillosa (Gassin y Garidiel, 1993;Manca, 2016;Vieugué et al, 2010;Maigrot, 2010;Cuenca-Solana et al, 2017;Margarit, 2017;Cuenca-Solana y Clemente, 2018, citando algunos ejemplos).…”