Resumen La incompatibilidad de grupo sanguíneo ABO y la sensibilización al HLA constituyen grandes barreras a vencer en pro de la óptima utilización de riñones de donante vivo. Describimos en nuestro medio el primer trasplante renal exitoso ABO incompatible en un paciente de 24 años, retrasplantado renal, altamente sensibilizado (PRA: 89%) y sin opción alguna en disponer de donantes cadavéricos ni familiares. Sin embargo, su único donante vivo HLA compatible era de grupo sanguíneo A incompatible con el grupo O del receptor. El paciente requirió de un régimen precondicionante consistente en recambios plasmáticos, rituximab, imunoglobulina y terapia inmunosupresora cuádruple, a fin de reducir los títulos elevados de isoaglutininas anti A de 1:128 a niveles de seguridad de 1:8, para el éxito del trasplante. Este fue realizado en Coordinación con la Unidad de Trasplante Renal del Hospital Clínic de Barcelona España (HCB). La ausencia de rechazo mediado por isoaglutininas muestra el potencial beneficio del protocolo al remover los anticuerpos anti grupo sanguíneo. A los dos años del trasplante, la función renal se mantiene estable con niveles de creatinina 1,5 mg%. Concluimos que el trasplante renal ABO incompatible (ABOi) es opción viable para pacientes cuyo único donante sea grupo sanguíneo incompatible, y entre nosotros representa esperanzadora fuente de órganos. Palabras clave: ABO Incompatible; Trasplante Renal; Acomodación; Anticuerpos anti HLA; Riesgo Inmunológico. Abstract ABO blood group incompatibility and HLA sensitization are major barriers that need to be overcome in order to make optimum use of kidneys from living donors possible. We report the first successful ABOincompatible kidney transplant in a 24-year old, highly sensitized (panel reactive antibodies (PRA) 89% kidney retransplantation patient, who lacked any option to get a cadaveric or family donor. However, the patient's sole HLA-compatible living donor had group A blood incompatible with the recipient's O blood group. The patient required a pre-conditioning regime that consisted of plasma exchange, rituximab, immunoglobulin, and quadruple immunosuppressive therapy in order to reduce high titers of anti-A isoagglutinins from 1:128 to a safe level of 1:8, for successful transplant. This was performed in coordination with the Renal Transplant Unit of Hospital Clinic de Barcelona (HCB), Spain. Absence of rejection mediated by isoagglutinins shows the potential benefit of a protocol consisting in removing antibodies from the anti-blood group. Two years after transplantation, the kidney function remains stable, with creatinine levels of 1.5 mg%. We conclude that an ABO-incompatible kidney transplant is a viable option for patients whose only donor has blood of an incompatible blood group and for us this represents a hope-inspiring source of organs.