El dolor crónico posoperatorio es una entidad por si misma que incide significativamente en la vida de los pacientes que lo presentan y cumplen ciertos criterios diagnósticos bien determinados. Es considerada una complicación al procedimiento quirúrgico y su incidencia varia entre 15% y 60% de acuerdo al tipo de cirugía realizada impactando severamente en la esfera biopsicosocial y favoreciendo el desarrollo de comorbilidades. El abordaje farmacológico contempla un importante número de drogas específicas que no siempre logran mitigar en forma adecuada el cuadro de dolor. Adicionalmente existen estrategias invasivas como la utilización de bloqueos, procedimiento de radiofrecuencia, técnicas de estimulación de nervios periféricos o cordones posteriores, entre otros. Teniendo en cuenta la perdida de la efectividad de los diferentes tratamientos conservadores, conforme transcurre el tiempo desde iniciado el cuadro, es importante considerar las alternativas intervencionistas en forma oportuna conociendo la capacidad que esta entidad puede generar en el paciente.