“…El suicidio es la expresión más extrema de condiciones que manifiestan problemas de salud mental como la depresión (Oliffe et al, 2019), la ansiedad (Stanley et al, 2018), el abuso en el consumo de alcohol (Ghanbari et al, 2015) o las adicciones (Carmel et al, 2016;Yuodelis-Flores y Ries, 2015), pero también de circunstancias de vida estresantes como el desempleo, la inestabilidad laboral, la mala calidad del trabajo (Chastang et al, 1998;Min et al, 2015;Nordt et al, 2015), relaciones personales insatisfactorias (Till, Tran y Niederkrotenthaler, 2017), rompimientos sentimentales (Love et al, 2018) o el aislamiento social (Calati et al, 2019). Haber sufrido negligencia, abuso físico (Felitti et al, 2019) o sexual durante la infancia (Pérez-Fuentes et al, 2013;Spokas et al, 2009), estrés postraumático (Bach et al, 2018) o alteraciones del sueño (Bernert et al, 2015;Pigeon, Pinquart y Conner, 2012) también incrementan las ideaciones suicidas, los intentos de suicidio o el suicidio mismo.…”