“…Es necesario considerar que los conjuntos faunísticos representados en los sitios arqueológicos pueden estar conformados por una mezcla de huesos aportados por distintos agentes a lo largo de miles de años y a su vez, haber estados sometidos a procesos de destrucción diferencial (Beherensmeyer y Dechant Boaz, 1980;Binford, 1981;Borrero, 2001;Lyman, 2003;Miller et al, 2014;Gutiérrez et al, 2018). Los estudios tafonómicos que abordan la distribución natural de huesos en los ecosistemas actuales permiten identificar los múltiples procesos que afectan a los restos orgánicos y controlan su destrucción, acumulación y preservación (Kidwell y Flessa, 1995;Belardi y Carballo Marina, 2003;Behrensmeyer y Miller, 2012;Marchionni et al, 2020;Domingo et al, 2020), así como evaluar el impacto de la lluvia natural de huesos sobre el registro arqueológico (Borrero, 1989(Borrero, , 2001(Borrero, , 2014. Asimismo, este enfoque naturalista es una fuente de información útil para analizar las extinciones locales y reemplazos de especies, variaciones en las abundancias taxonómicas y amenazas actuales, lo que es relevante para contribuir a la biología de la conservación y el manejo de la vida silvestre (Kidwell y Flessa, 1995;Miller, 2011;Prassack, 2011;Massigoge et al, 2015).…”