“…Finalmente, se analizaron indicadores de estrés funcional a partir del relevamiento de la presencia e intensidad de cambios entésicos (CE) fibrosos (Hawkey y Merbs, 1995) y fibrocartilaginosos (Henderson, Mariotti, Pany-Kucera, Villotte y Wilczak, 2015); distribución e intensidad de enfermedad degenerativa articular (EDA) (Luna, Aranda y Amorim Alves, 2017), nódulos de Schmorl (NS) (Suby, 2014) y Osteocondritis Disecante (OD) (Zúñiga Thayer, Suby, Flensborg y Luna, 2018). Se evaluó la asimetría direccional de la porción apendicular a partir de la medición de proporciones métricas externas de diáfisis de huesos largos del húmero (índice diafisario del húmero), fémur (índice pilástrico y mérico) y tibia (índice cnémico) (Martin, 1957en Del Rio Muñoz, 2000; presencia de fracturas premortem (Lovell, 2008;Waldron, 2009) y de marcadores mecánico posturales de facetas extras, impresiones y extensiones articulares (Estévez González, 2002), como así también el ángulo de torsión femoral (Wescott, Cunningham y Hunt, 2014).…”