“…Existe evidencia científica que permite recomendar esta prueba tanto en niños sanos como en niños con diferentes patologías, incluyendo las enfermedades de tipo neuromuscular y articular al cumplir criterios de confiabilidad y validez 5 . Se han publicado diferentes estudios: en adultos sanos, para establecer valores de referencia normales, como los realizados por Enright P. en 1998 6 ; en niños sanos, diferentes estudios entre los cuales se tienen los realizados en China 7 , Brasil 8 , Chile 5 , Suiza 9 y Austria, 10 relacionando índice de masa corporal y test de marcha en 6 minutos( 11 ; en pacientes con peso normal y sobrepeso 12 ; en niños y adolescentes con fibrosis quística 13 ; también se han realizado estudios implementando esta prueba en pacientes con bronquiolitis obliterante 14 , en patología congénita cardiaca 15 , en asma 16 , diabetes mellitus 17 , obesidad 18 y enfermedad renal crónica 19 , en enfermedades neuromusculares como la enfermedad de Pompe( 20 ) y distrofia muscular de Duchenne. 21 A pesar de los múltiples estudios existentes a nivel mundial, esta prueba clínica continúa siendo de poca aplicación en población pediátrica, posiblemente debido a la falta de información y difusión respecto a los beneficios y facilidad de aplicación tanto en niños sanos como con algún tipo de enfermedad; con el objeto de valorar la tolerancia al ejercicio fí-sico y de manera indirecta poder valorar el consumo de oxígeno, es decir, la capacidad aeróbica, así mismo se ha presentado dificultad para obtener valores de referencia en esta población.…”