“…Una hipótesis más plausible es aquella que argumenta que las autoridades coloniales y la población en general• se encontraban en constante predisposición nerviosa a un ataque holandés. Se sabía de las acciones holandesas en Brasil y otras partes del Imperio espafiol-portugués entre 1624 y 1640 y, específicmente, contra la colonia del Perú en 1624 (Liebman 1971). En dicho afio, el temor de una invasión de "piratas" holandeses, con el objetivo de capturar las minas de plata peruanas, facilitó la expropiaéión del portugués Alvaro Méridez en Pisco, adonde once navíos holandeses habían sido avistados (Reparaz 1976: 102).…”