En Ecuador predomina un enfoque técnico-científico y militar en la gestión de riesgos, basado en la seguridad nacional y la respuesta inmediata al desastre. En base a dos casos históricos, la erupción del volcán Tungurahua (1999-2006) y del terremoto costeño (2016-2018), se debate la trayectoria colonial interna de la gestión de riesgos en Ecuador, subordinada a los intereses políticos y económicos de los gobiernos y élites de turno. Adicionalmente, se vislumbra la trayectoria que tomaron las instituciones, la producción de conocimiento “oficial” y el rol de las FF.AA. desde los años 90 con respecto a la gestión de riesgos. Si bien hubo ciertos cambios institucionales y otros avances, prevalece un sesgo en la atención de los riesgos y desastres que le ha restado a las poblaciones locales, indígenas campesinas y afroecuatorianos, la oportunidad de empoderarse en la gestión de su propio territorio y sus recursos económicos asignados, prologando formas del colonialismo interno, en clave étnica y de género. Se concluye que la reducción de la vulnerabilidad mediante un marco-legal adecuado, todavía ausente, implicaría que la población sea reconocida como un actor participante de educación, prevención y mitigación.