“…-Las aplicaciones tecnológicas de la química en el marco de la tecnociencia de las últimas décadas (Basalla, 1990) y el papel activo de la instrumentación en el desarrollo histórico de la química (Bertomeu-Sánchez & García-Belmar, 2002) son enfoques de interés que potencian la imbricación de la ciencia (en este caso, tomando como eje la química) y la tecnología, superando la visión de esta última como mera aplicación de la primera. -El estudio de episodios históricos relacionados con el desarrollo de la ciencia y la filosofía con anterioridad al siglo xix ofrece la oportunidad de analizar la dificultad de extrapolar el término «científico» con anterioridad a dicho siglo, cuál fue el origen de la ciencia occidental, valorar el papel (muchas veces olvidado) de oriente y analizar qué supuso la revolución científica y qué particularidades presentó la evolución histórica de la química, cuyo desarrollo con anterioridad a la labor de Lavoisier suele ser poco abordado en la enseñanza (Bertomeu-Sánchez & García-Belmar, 2006;Lindberg, 1992;Principe, 2011). -El estudio de la historia contemporánea ofrece la oportunidad de mostrar el papel de la química en la sociedad actual, actuando como marco de diálogo entre distintas ciencias sociales, contribuyendo a superar las dos culturas en las que tradicionalmente se ha dividido el conocimiento desde una perspectiva crítica (Nieto-Galán, 2010 -Incorporada la enseñanza a la historia de las ciencias y conocidos los elementos históricos del currículo en relación con la química, el conocimiento de la historia de la enseñanza de la química puede revelar al docente materiales, testimonios e instrumentos de interés para el empleo de la historia en el aula de ciencias (Bertomeu-Sánchez, 2016 Quintana Marí), donde convergen tanto docentes como investigadores en didáctica y en historia de la ciencia y que incentiva la implicación de los jóvenes estudiantes de bachillerato con la concesión de Premi Antoni Quintana i Marí.…”