“…La agresión quirúrgica desencadena una respuesta inflamatoria local y una serie de alteraciones neuroendocrinas en relación con la situación de estrés fisiológico a la que es sometido el organismo. Las repercusiones clínicas se traducirán en una serie de cambios fisiológicos que conllevarán un aumento de la morbilidad postoperatoria con retraso y limitación en la recuperación funcional, consumo prolongado de opioides, mayor posibilidad de efectos adversos relacionados con el consumo de fármacos, prolongación de la estancia hospitalaria, desarrollo de ansiedad, depresión y dolor persistente postoperatorio (18,20,21,36,37,40,58,60,61,74,79), que darán lugar a un detrimento en relación a la calidad de vida de los pacientes, así como importantes consecuencias en la esfera socioeconómica (Tabla 8) (5,13,16,39,48,50,63,68,69,71,(73)(74)(75)(76)(77)80).…”