“…Sin embargo, se enfatiza que todo el proceso debiera ser comandado por este nivel implícito, no en el sentido de su importancia relativa, sino sugiriendo que acceder a través de esa vía puede ser más efi ciente. Esta afi rmación se basa en la importancia que en los últi-mos años se ha dado al tema de la regulación afectiva en la díada terapeuta-paciente ( ver Beebe & Lachman, 1998, 2002Fosha, 2001;Lyons-Ruth, 1999;Martínez 2010;Martínez, Tomicic, Medina, & Krause, 2011;Tomicic Martínez, Altimir, Bauer, & Reinoso, 2009), con sustento en la regulación mutua entre madre e hijo por un lado (Beebe & Lachman, 1988), y en estudios neurobiológicos sobre la coordinación de las estrategias afectivas del self (Schore, 1994). También aquí caben aquellos estudios que enfatizan la comunicación no verbal o de aspectos expresivos -como tono de voz o confi guración facial -en la relación terapéu-tica y la potencialidad que la experiencia a este nivel tendría en el desarrollo de la subjetividad (Español, 2007;Stern, 2000;Trevarthen, 2008).…”