La enfermedad arterial periférica tiene lugar debido a la obstrucción a nivel arterial. Esta obstrucción está dada principalmente por la ateroesclerosis resultante a su vez de la acumulación de lípidos y de material fibroso entre la túnica íntima y muscular propia de la pared de los vasos sanguíneos. La consecuente disminución del flujo sanguíneo puede presentarse de manera asintomática o manifestarse con síntomas de insuficiencia arterial como: claudicación intermitente, dolor en reposo en el grupo muscular afectado o pérdida tisular (úlceras). Esta última es uno de los signos más evidentes de isquemia de la extremidad. Los factores de riesgo son similares a los factores de riesgo cardiovascular (hipertensión arterial, tabaquismo, hiperlipidemias, diabetes o síndrome metabólico). Para llevar a cabo su diagnóstico se requiere una adecuada historia clínica, un examen físico exhaustivo (disminución de pulsos periféricos), el índice tobillobrazo (ITB) y, además, la utilización de herramientas diagnósticas como son: dúplex, la tomografía computarizada y la resonancia magnética. El manejo dependerá del estadio de la enfermedad y va dirigido al alivio de los síntomas y a la disminución del riesgo de progresión de enfermedad cardiovascular.