Este trabajo aborda los paisajes de la emergencia que generó el episodio torrencial de septiembrede 2019 (11-14) sobre la Comunidad Valenciana y, en especial, en la Vega Baja del Segura. Tomandocomo unidad espacial el municipio, se adopta una perspectiva integral que contempla los diferentesescenarios del evento: (1) el suceso (a partir de indicadores pluviométricos basados en datos de losSAIH del Júcar y del Segura); (2) la emergencia (a partir de llamadas al 112 cedidas por la AgenciaValenciana de Seguridad y Respuesta a las Emergencias); (3) el desastre (según pérdidas reportadaspor el Consorcio de Compensación de Seguros y noticias de prensa) y (4) la peligrosidad (basada en elMapa Integral de Peligro de Inundación en la Comunidad Valenciana, que homogeniza las cartografíasoficiales de PATRICOVA y SNCZI).
Los resultados ponen de manifiesto bajas correlaciones entre incidencias y lluvia, aunque altamentesignificativas. Los indicadores pluviométricos más influyentes son intensidad media, máxima horaria ylluvia acumulada. Entre las variables territoriales destacan: longitud de carreteras, número de habitantesy área del municipio. La emergencia pasa por cinco fases y va cambiando de tipo coyuntural (fases 1 y2) a estructural (fases 3 a 5). La comarca del Baix Segura se comporta de manera diferente al resto dela Comunidad Valenciana. Las incidencias no muestran correlación significativa con la lluvia (a pesarde registrar la mayor pluviometría) y tienen un fuerte carácter estructural.
El escenario de la emergencia y el del desastre son coherentes en el espacio. Sin embargo, emergencia y peligrosidad muestran disparidades alarmantes: el 45 % de las incidencias se producen en zonas supuestamente exentas de peligro. Especialmente preocupante resulta que el 31,7 % de la emergencia se concentre en el segundo nivel más alto de peligrosidad y con gran componente estructural, lo que demuestra una deficiente ordenación territorial.