La crisis del multilateralismoA comienzos de la década de 1990, Celestino del Arenal afirmaba la existencia de un nuevo escenario mundial que "poco o nada tiene que ver no solo con el sistema y orden internacional de la posguerra, sino, lo que es más importante, incluso con el sistema y orden internacional general que nace formalmente a partir de la Paz de Westfalia de 1648" (Del Arenal, 1993: 79). Con toda razón, el destacado catedrático español daba cuenta de los cambios que se habían producido en la época y que apuntaban a un orden internacional enteramente distinto. La transición hacia ese orden sería larga y, en realidad, aún no ha cristalizado en un sistema estable y consolidado. Más bien, parecemos vivir en un proceso de cambio constante, donde los nuevos elementos que destacaba Del Arenal -la universalización de las relaciones internacionales, la multiplicación de actores, la crisis del modelo clásico de Estado-nación, el regionalismo, la revolución científico-técnica, la revolución de la información y la emergencia de nuevos mundos-se combinan con factores tradicionales de políticas de poder, hegemonías y crisis económicas, sin que se decante una estructura internacional estable y definida. Todo parece estar en flujo. Ya no hay bipolaridad, pero la multipolaridad que parecía surgir tampoco se ha consolidado, y el sistema internacional se ha bifurcado. Por una parte, subsiste un orden de Estados que interactúan entre sí de manera tradicional y, por otra, se han generado redes de actores transnacionales que influyen en la estructuración de la agenda internacional y que, hasta cierto punto, condicionan también a los Estados. El multilateralismo parecía desempeñar un papel central en este proceso de transición, acordando reglas de funcionamiento del sistema internacional y adoptando acuerdos esenciales en un escenario de globalización.Hasta hace unos años, todo parecía llevar a un fortalecimiento del multilateralismo. Las necesidades de la globalización, la integración de cada vez más sociedades y países a la comunidad mundial, los avances tecnológicos, el impresionante desarrollo de las comunicaciones y la urgencia de enfrentar conjuntamente los grandes desafíos globales -desde la pro-