Se analizan dos actuaciones del Festival de Eurovisión correspondientes a las candidaturas de Polonia y Chequia en las ediciones de 2014 y 2023 respectivamente. Ambas suscitan, tanto en su propuesta musical como escénica, un debate en relación a la identidad eslava femenina desde dos puntos de vista opuestos. Estas actuaciones, además, coinciden con dos momentos históricos cruciales en el ámbito eslavo a causa de las políticas expansionistas e identitarias del Kremlin. Compararemos así cómo los conceptos de sororidad y paneslavismo son representados desde sus propios actores (en este caso, las mujeres eslavas) en el contexto de los “media events”.